lunes, 13 de septiembre de 2010

La duda

Helos aquí, recostados en una cama del Motel Tijuana. La fría madrugada ha acompañado la inocua experiencia, donde la carne se vuelve arena y el sudor corpóreo emula el agua marina. Salada y densa. La pasión derrochada fue como la marea, acarreada como las olas en tumbos torpes e inciertos. Al levantarse se sonríen bruscamente y se visten mientras la oscuridad es perseguida por el alba. No saben qué hacer. Deciden irse. Suben al carro, sonríen nuevamente, pero ahora con la complicidad tatuada en los labios, han sido devorados, la lujuria hará presa de ellos cada vez que le dé la gana. De pronto, por la mente de ella pasa la duda de haber usado condón en todas las caídas, parece que no. Mientras tanto, por la mente de él la duda nace en su cartera. ¿Trae todavía dinero para pagar la habitación?

1 comentario:

  1. Tus giros inesperados me gustan,pero habría que contextualizar un poco los finales.Es decir si en la narración hay un objetivo, creo que este debe cumplirse hasta el final, a menos que tu giro se haya cumplido con esa fuerza que le carácteriza. XD

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