jueves, 20 de enero de 2011

Tijuana

Quisiera verte contenta
etílicamente radiante
danzando al compás de tragaluces
que iluminaran tu vacuidad.
Quisiera que estallaran carcajadas
y no casquillos percutidos,
quisiera sentirte en mis pasos
pero te siento en mi tristeza.
Sé que no eres perdición
tu mal es la indiferencia,
ahora vive el terremoto
las placas del cambio empiezan a moverse
pues la salvación recae en voces
venidas como oleadas de pensamiento.
Siente en tus entrañas el eco
la energía surgiendo de tus hijos
transitando a lo largo de tus venas
haciendo estallar la revolución.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Entijuanarze!!!

Día sábado 1.05 pm, calor todavía soportable.
La explanada se encuentra completamente habitada, uno que otro transita por los puestos sin comprar nada pero llevándose una satisfacción chingona y sintiéndose a cada paso  todavía más chingón por traer encima de su cuero una camiseta que reza: tijuanense hasta los huesos. Es entonces cuando el estampado esqueleto de aquel burro-cebra en las camisetas, se convierte en una invitación, una invitación subliminal a no ver más a Tijuana como un pinche burro-cebra, sin carnes, sin piel, sin vida y empezar a forrarlo con la única salvación inmediata que nos queda, el arte.
 Entre improvisados y no se encuentran las blancas carpitas: diseñadores nuevos que apuestan por que Tijuana despunte y algún día sea la capital de la moda, aunque algunos modelos atraigan a la mente algún diseño de Lady Gaga y esto les reste un poco de credibilidad de autoría; los pintores, exponen su arte, hecho con una mirada compuesta de miles más, están los surrealistas, los idílicos, los grafiteros, pero ningún realista; los artesanos fuman sus tabaquillos hasta que la colillas y el humo casi desaparecen, se esfuman entre sus dedos y sus materiales reciclados pero creativos: latas, corcholatas, zippers, vidrios, pedazos de tela, condones, etc. ; los fotógrafos, ellos ahí, enseñando las mil y un cosas que en Tijuana hay que redescubrir, hacen caso omiso al aviso de que en Tijuana sólo hay 121 cosas que hacer y nos venden sus visiones, sus experiencias, sus encuentros, sus cuerpos desnudos; los performance improvisados y no. Una mujer  caracterizada de Frida Kahlo, cuando posó para la revista Vogue de Francia, pero a diferencia de aquella, esta es más creativa y apuesta por lo mismo sin el mismo presupuesto y en un contexto diferente, rodeada por tiras de paletas que penden de su stand y enmarcada por cuadros, que a la vez se enmarcan por barbies mutiladas y peludas, su falda tatuada con símbolos de ying-yang son la respuesta innovadora
La gente anda entijuanada: las abuelas, las mamás, los artistas, los no tan artistas, los que buscan ideas, los que se las roban, los que las devuelven, los gringos-viejos tijuanenses, los tijuanenses-nuevos gringos. Por supuesto no faltan los desorientados, que preguntan a algún compa que se han encontrado  ¿qué chingados hay aquí?, ¿Quiénes son los cabrones que están tocando?,  ¿No has visto a mi compa el de la banda?, estas preguntas se repiten como ciclo monótono de la vida y cuando  ya todos están engranados en el rollo cultural, de pronto de quién sabe dónde, irrumpe una masa popular, exigiendo ser escuchada, están ahí, cerca de una de las entradas al festival, que da directo al paseo de los héroes, se detienen y empiezan sus consignas ¡Si Zapata viviera él estaría aquí!, son varios, no tienen miedo, ellos piensan que no hay que tenerlo.
El espacio de Entijuanarte cobra vida propia, por un lado los pintores, los fotógrafos, los diseñadores, los performanceros, los artesanos, los cocineros y por este, una invitación a despertar de nuestro tijuaneado sueño.
Entijuanarte es eso, las masas, los géneros, las bandas, la innovación, la protesta, el vivo arte, la convergencia del todo que nos modifica la individualidad.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Lolita Iguanita.

Lolita Iguanita se come las uñas y sueña con ojos de pájaro, a veces le sobran paletas y juega con el labial que aviva.

No sabe pastar. Sus amigas no toman café y se va en las mañanas con su maraña de dedos de tinta y papel bond.

Su casa de cuartos solemnes permite bailar a la gente de noche y con vestido de plumas chillonas sonríe fumando y bebiendo martiny.

No le molesta el insomnio, ni el cebo, ni la caña que la hacen moverse entre cuerpos algosos de pez y estanques de humo y alcohol sudoroso.

Lolita no quiere correr por la tarde, las noches son largas. Iguanita a la luz de las sombras forma figuras salvajes, animales. Un par y otro par; piernas, ojos, espalda, cabello.

Placer.

Angélica Amilamia Estrada.

jueves, 23 de septiembre de 2010

[If its not rough it isn’t fun]

Todas las mujeres recurren a los saberes prohibidos de la puta. La puta es la erudita en los conocimientos del placer. No es por casualidad que para los artistas, la prostituta fuese y siga siendo fuente de inspiración. Ya sea como mujer misteriosa, embustera y de pactos con el demonio; ya sea como amante o figura dionisiaca, la puta se encuentra en todas partes y ha educado a mujeres y a hombres en el arte de amar con el cuerpo. Pues sólo mediante su enseñanza se puede llegar a experimentar los placeres prohibidos. Los artistas trajeron consigo, como dirían los aristócratas del siglo XVIII, un mundo de depravaciones. Con lo cual coincido enteramente con los hombres de peluca blanca, maquillaje y zapatillas. Aquel siglo vio renacer en los artistas la necesidad de pintar la desnudez con colores desatados de represión. Pronto la pintura y la literatura comenzaría a expandir su veneno a la sociedad. Lo prohibido se puso en boga, las putas eran casi un movimiento artístico. La literatura produjo personajes femeninos depravados, sedientos por apaciguar su sed de placer, entre los personajes más depravados se encuentra Justine, del libro Los infortunios de la virtud, del Marqués de Sade. Justine encarna las características, que allá por el siglo XIX, eran consideradas como idóneas para cualquier mujer. La belleza, la inocencia, la seducción, la moral, los valores, el sacrificio del yo por el otro, la supresión del placer y por último, la dedicación a la familia como esclava, al hogar como sirvienta y a la religión como monja. Pero la verdadera fuerza del personaje es que disfruta de los abusos a los que es sometida, disfruta al sentirse pecadora. Y no debería sorprendernos que esta idea de llegar al placer mediante la maldad no haya cambiado. Una Justine moderna llevaría pantalones, tendría fotos de cuando quemó su sostén durante la liberación femenina, traería el cabello corto, habría visto llegar al hombre a la Luna, habría escuchado a las mejores bandas de música para después escuchar a las peores, habría fumado marihuana y le habría gustado, protestaría contra los malos gobiernos, cruzaría al otro lado de “mojada” y la deportarían, volvería a comprar un sostén, se haría una cuenta en Facebook y después declararía que la marihuana nunca le gustó. Y aún así seguiría siendo una gran puta. Si la figura de la puta no hubiese sido repudiada -hipócritamente-, entonces aquella figura no sería tan deliciosa y seductora para nuestra curiosidad. Al igual que la puta, el sexo está sobrevalorado e idealizado como la tortilla. Un platillo mexicano no es mexicano si no hay tortillas calientes en la mesa, el sexo no es sexo si no se disfruta como loco mientras los cuerpos se contorsionan y los gritos reverberan por el pasillo de la casa. No mentiré cuando digo que aunque la llenamos de injurias y algunos lleguen a considerarla un problema, la puta se ha ganado un lugar en nuestro corazón. Y esto se debe a que la pornografía nos acercó a sus saberes prohibidos. La pornografía es accesible. Son los libros de texto de todos nosotros en lo que a sexo se refiere. En ella encontramos todo aquello que es considerado como normal dentro de las relaciones sexuales. Aprendemos qué se puede y qué no se puede hacer. Necesitamos de la pornografía y de las maestras (las putas) para saber qué está permitido y qué es enfermizo a la hora de pedir y dar placer. La necesidad de creer que el placer está relegado a los que obran mal es lo que todos los días lleva alimento a la puta. Por eso la puta es cualquiera: mi abuela, la tuya, la tía, la vecina, la que me sirve las palomitas en el cine, la que limpia la mesa, la que prepara el desayuno, la que vende aguas frescas, la que espera en la parada del camión y la que te dio tu primer beso. Sí, ella y todas. Todas y ella también. Porque todas y todos le llevamos el alimento a la cama. Porque es una idea que se aloja en la mente y se transmite. Desde la más vieja hasta la más tierna y joven, aprendieron, aprenden y aprenderán de la maestra, la puta. Por esto y por lo demás que sabes y que te guardas, podemos aceptar, algunos con tinte de rojo en las mejillas y otros dándose golpes de pecho, que la puta es maestra de todos nosotros. Que su imagen es sinónimo de obscenidad y a veces hasta se le acusa de destruir matrimonios y hogares. Sin embargo, la sociedad requiere de la puta y la mantiene en un pedestal muy alto pero maltrecho, en el cual la venera a hurtadillas. Mientras ella nos observa rodeada de humo de cigarro, inmundicias y luces neón, con mirada de sabia. Desde su mundo al cual todo aquel que no se permite sentir placer quiere entrar, un mundo de cabeza. [Poncho el Pony]

lunes, 20 de septiembre de 2010

Despertar


“Paloma que posas en los cables eléctricos,
no sé si seré parte de la futura estructura de un poema que te nazca de nuestra memoria, y sin embargo sí sé que en cualquier poema me nacerás como nacen las historias...”

Gaviota Alas.


La paloma está ahí, posada en el hilo Acatrinado, grueso, flaco, eléctrico, negro, mortal.
Sus patitas se levantan suavemente al sentir el  leve cosquilleo que de vez en cuando la invade,   va entonando de su zaborro cuerpo coplas matinales, no las escucho, no las entiendo, quizá  ella esté ciega: conformando cimbrados de carácter zahareño,escéptica de una descarga accidentada y letal.
  Testigo ocular de los tiempos que nos marcan, de nuestros orales pensamientos, de nuestra vida, ella observa y levantando de tanda en tanda los vuelos, nos va ignorando al unirse a su malvada y negra parvada, en donde se va convenciendo de descargar sobre nosotros miligramos significativos de mierda, que nos acaricien el pensamiento tibiamente y que congelen la maquinación de un todo complicado.
La paloma está ahí, enredada, pendiendo hacia la muerte, creando un performance en espera de la  complicada reacción del  púbico
La paloma pende hacia la muerte, la paloma pende hacia la muerte, la paloma pende hacia la muerte
Y nosotros, tú, yo, él, ella, eso, ustedes, seguimos en espera de la ración de mierda, que nos refresque instantáneamente, el pensamiento.



jueves, 16 de septiembre de 2010

La Tijuana-basura.

Martín salió de su casa decepcionado, levantó sus camisas de la puerta y se limpió  las lágrimas. Terminó de escuchar las maldiciones de su santa señora Gertrudis y dispuso a marcharse. Prendió su cigarro delicado y se llevó bajo los brazos las almohadas que generosamente su mujer le propinó. Caminó por las calles empedradas del Pípila y se vió sorprendido por varios perros de la calle. Los niños corrían con las manos enmugrecidas de cal, cerca de la construcción del nuevo supermercado en la colonia.
Martín se acomodaba el cabello lustroso y cano, se quedó inmovil al mirar pasar los días de insomnio. Recordaba las putas que se le ofrecían los días feriados de las calles de la zona centro, recordaba el alcohol que le llenaba la garganta de calor áspero y fiestoso; tenía presentes los golpes hacia "sus mujeres", dos pequeñas y una vieja gorda de cabellos avainillados y manos temblorosas, la misma que desde la ventana lo despedía con escupitajos llenos de rencor. No esperaba que su único lugar en el mundo se conformaría de las sobras de lo que un día tuvo, jamás creyó que cenaría cerca de los perros que tanto detestaba. Se sentó y esperó su comida, acomodó los cartones mientras esperaba que su vaso del "macdonals" se llenara de monedas, le prendió fuego a su cigarro y se acostó mirando al cielo. Sintió un líquido caliente correrle por la espalda, lo lamió y era jugo de naranja, lo lamió y lo sintió en su lengua gustoso y emancipado, regresó a su posición inicial, contempló el cielo con los ojos más abiertos y lloró, lloró como el desecho que era y se dió cuenta que ya había oscurecido cerca de los moscos triperos que le hacían compañía.
Hoy que son ya las 8:33 pm. del día 14 de noviembre,  Martín le da la bienvenida resignado y melancólico a lo que ya era su hogar, en medio de la peste humana y los cadáveres más denigrantes que eran depositados junto a los desechos tóxicos y comida caducada. Lo miró todo y se dió cuenta de que él mismo conocía la basura más detestable y humillante, la cual no era terrenal.

Angélica Amilamia Estrada.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La duda

Helos aquí, recostados en una cama del Motel Tijuana. La fría madrugada ha acompañado la inocua experiencia, donde la carne se vuelve arena y el sudor corpóreo emula el agua marina. Salada y densa. La pasión derrochada fue como la marea, acarreada como las olas en tumbos torpes e inciertos. Al levantarse se sonríen bruscamente y se visten mientras la oscuridad es perseguida por el alba. No saben qué hacer. Deciden irse. Suben al carro, sonríen nuevamente, pero ahora con la complicidad tatuada en los labios, han sido devorados, la lujuria hará presa de ellos cada vez que le dé la gana. De pronto, por la mente de ella pasa la duda de haber usado condón en todas las caídas, parece que no. Mientras tanto, por la mente de él la duda nace en su cartera. ¿Trae todavía dinero para pagar la habitación?